Con una aguda crítica al Sistema Educativo Nacional, así como a las actuales políticas públicas de educación en el país, este mediodía el doctor en Educación por la Universidad de Harvard y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel II), Isaías Álvarez García, dictó la conferencia “Cambios de paradigmas en la educación de la juventud en México”, invitado por el Sistema de Educación Media Superior (SEMS) de la UdeG.
Álvarez García afirmó que “el sistema educativo en México hace agua por todos lados”, desde la educación básica hasta la superior, en la que “todos los niveles educativos tienen necesidad de hacer cambios”. Debido a lo anterior, “necesitamos cambiar a quienes dirigen la educación, al que no trabaja, a muchos directivos, porque las nuevas propuestas no prosperan porque ellos son los primeros que lo impiden o se alinean al sistema. Un nuevo modelo no funciona en moldes viejos”.
Mencionó algunas políticas que deberían adoptarse como prioritarias para un cambio de paradigma en la educación, como el que sea una verdadera política de Estado, que esté más cerca de la sociedad; mejorar la capacidad de gestión, dar prioridad a los aprendizajes y a la formación integral, que se extienda a lo largo de toda la vida y que la educación superior sea considerada como factor crítico para el desarrollo de la región.
Debe haber suficiente financiamiento y asignación de recursos, dijo, con una mejor evaluación y medición de la calidad, una valoración profesional de los docentes; mejorar la selección de los profesores, su formación inicial y los criterios para contratar maestros, así como avanzar en la equidad de la educación como un requisito para el desarrollo y la paz, además de capacitar al maestro en servicio para que su rol profesional sea estimular el aprendizaje personalizado y grupal.
En cuanto a los requisitos que en este cambio deben tener los profesores, Álvarez García recordó los fundamentos que sobre el tema aporta el pedagogo brasileño Paulo Freire, quien destaca la humildad (nadie lo sabe todo, todos sabemos algo; el profesor al enseñar aprende y el alumno aprendiendo enseña); amor a la educación y compromiso con la causa; valentía, para luchar en favor del oprimido; tolerancia al tratar a otros, decisión y seguridad, y alegría de vivir.
“La educación de la juventud constituye un proceso educativo particularmente complejo y dinámico –concluyó–, que se orienta principalmente hacia la formación integral de los jóvenes, la consolidación de su cultura general y su preparación para la vida familar, social, laboral, cultural y política ante los desafíos para construir una sociedad democrática e incluyente”.
